Adhesivos Embarrados (Juana y Miguel) le pidió al maestro Calimocho (que es un hacha en esto de marcar rutas) una ruta no muy peleona, tirando más a trail que enduro (meno mal), para desplazarse hasta Castro Leboeiro en Portugal desde su base. Como el tema parecía muy interesante nos unimos Mar y yo a la aventura que básicamente es lo que es, una aventura.
Quedamos en un punto conocido para iniciar el viaje. El tiempo era perfecto, con algo de frío, pero con un sol de lujo que siempre mola para hacer rutas largas.
Mar y mi moto esperando en el punto de encuentro.

A la hora convenida, arrancamos con Miguel guiando el grupo con su GPS. Pero no mucho tiempo después, primer contratiempo de la jornada. La moto de Miguel se para.

Por las maneras parecía que era una bujía, y para este tipo de ruta siempre es aconsejable llevar los recambios mínimos por lo que pueda pasar. Tiene el espacio justo para cambiar, pero se hace sin mucha complicación.

Una vez moto en marcha, continuamos durante buen rato por zonas que no conocía que Cali se inventa. Algunas más fáciles y otras más complicadas. También hubo que abrir alguna puerta que encontramos por el camino.

Este es un momento del paso de un puente de madera que tenía puerta y hay que abrir y cerrarla.
https://youtu.be/EPrSOAqsHlUHemos llegado a la Cañiza, donde tomamos una cerveza y unos pinchos y repostamos las motos para continuar el tramo de tarde que seguro va a ser más largo y peleón.
Miguel hace de guía con mucha precisión, y para él, lo que marca el GPS es sagrado. Cuando llegamos a este río, ni se lo pensó. Se metió en el agua y cruzó para el otro lado. Pero los demás no estábamos dispuestos a mojarnos los pies y hacer el resto de la ruta mojados. Por lo tanto, le “obligamos” a dar la vuelta para buscar una alternativa para cruzar el río, que por cierto, estaba cerca. El río llevaba bastante agua.
https://youtu.be/qjGqRGR7hr0Estamos cerca de la frontera, que es el puente del fondo. Momento para hacer alguna foto.


Este lugar es muy bonito y las vistas espectaculares. Mar luciendo palmito.

Después de muchos senderos, caminos, pistas…. Ya estamos en la parte alta de la montaña donde están los molinos. Me adelanto para grabar un vídeo. Hay monte por cualquier lado y la pista es divertida para ir jugando con el gas.
https://youtu.be/txGH073qoGMHace viento como se puede apreciar, pero viene bien, ya que también hay algo de polvo que se va enseguida.
https://youtu.be/bsLdsIwnPaISalimos de las pistas de los eólicos para meternos en senderos bastante más rotos, donde nos encontramos con rebaños de cabras y vacas.
https://youtu.be/98aWOveCoWcEsta parte del recorrido es entre árboles altos y por el lateral de una montaña. Muy chulo.
https://youtu.be/19nHSVF5M5wA todos nos apetecía un café “luso” que siempre están muy buenos. Llegamos a este bar y yo me tomé dos. Que ricos. El señor del fondo que está de pie es el dueño que era super majo y nos contó sus aventuras por España. Buena gente siempre en Portugal. Es una maravilla.

Los artífices de la idea, Juana y Miguel.

Llegamos al punto de destino casi anocheciendo. La ruta tenía alguna zonilla complicada, sobre todo una bajada de piedra con ángulos cerrados que nos obligaba a andar finos con los frenos. Menos mal que no estaba mojado, pensaba.
Llegar al hotel, engrasar y guardar moto. Luego ducha y cena a base de buena carne y a dormir que mañana nos espera la vuelta.
A las 9.30, hora española, estábamos listos para salir. Ya sabíamos que era muy probable que la lluvia apareciera, y así fue. Nos acompañó durante toda la mañana. Momento de la salida.

La ruta de vuelta nada más arrancar era una chulada. Unas romanas que con el agua resbalaban mucho. Lo pasamos como enanos por ellas. Hubo un momento en que nos encontramos con una carrera de mountain bike y tuvimos que salirnos de la ruta del maestro Cali. Pero valió la pena, ya que encontramos unos parajes espectaculares y en poco más de 15 kms ya enlazamos con el recorrido previsto.
Paramos en un bar cerca de la frontera para tomar un café y calentarnos las manos. Me hizo mucha gracia el gato, de ahí la foto.

Volvimos a parar en el mismo lugar de la ida para repostar, pero esta vez echamos gasolina en la grande que está pegada a la autovía porque no sabíamos si la del centro de la Cañiza estaba abierta. OJO, estaba abierta al pasar y la diferencia de precio es brutal, más de seis céntimos en litro. Paramos en el mismo bar para tomar un tentempié. Una vez en marcha, Miguel y Juana se despidieron para continuar la ruta prevista. Mar y yo nos volvimos para nuestra base.
Foto de Mar en una zona donde me llama mucho la atención las fincas del fondo. Hay parcelas muy pequeñas con muros por todas partes.

A las 18.00 aproximadamente llegamos a destino. Las motos se portaron con algo más de 300 kms recorridos en dos días. Este tipo de ruta no defrauda y siempre encontramos de todo en el recorrido. Disfrutamos como enanos.
